Kafka, el genio solitario

“No”, dijo el sacerdote, “no es necesario aceptarlo todo como cierto, solo como necesario”. “Qué visión deprimente”, dijo K. “La mentira convertida en la regla del mundo”.

Un poco de la vida del autor y su relación con la literatura

Me propuse una tarea difícil: escribir unas breves palabras del maestro Franz Kafka. Dudo que sea la última vez que lo haga, o intente hacerlo, puesto que las reflexiones que suscitan de su obra son infinitas. Hoy traigo una modesta entrega del que es, para mí, el escritor de los excluidos, los alienados, los outsiders.

Proveniente de una familia de comerciantes judíos, Kafka concluyó sus estudios en un colegio alemán de Praga y, posteriormente, obtuvo un doctorado en Derecho. Esto le permitió trabajar en diversos estudios jurídicos hasta entrar en una compañía de seguros en 1908. Pese a ser un empleado eficiente y asiduo, carecía de toda ambición profesional, por lo que cumplía, desganado, con sus labores por la mañana y le dedicaba el resto del día, y la totalidad de la noche, a su real pasión: la literatura.

De aquí extraemos uno de los rasgos más destacables de Kafka: no era un escritor de profesión, no escribía para las masas. Su relación con la literatura siempre fue estrictamente personal, íntima, espiritual; fiel a su personalidad taciturna y silenciosa.

El Proceso, una obra capital

Este año El proceso cumplió 100 años desde su publicación; sin embargo, se siente más contemporánea que nunca. La novela nos presenta a Josef K., un burócrata —como el mismo Kafka— que es repentinamente acusado y posteriormente sometido a un proceso judicial por un delito que, en principio, se mantiene oculto. De aquí en adelante, comienza un enigmático periplo por los eternos tribunales, los incisivos interrogatorios y el desgastante proceso penal que, lentamente, lleva a K por un camino de deshumanización y constante búsqueda de salvación hasta su extraordinario final.

Lo increíble de esta novela y de su escritor es, creo, su carácter profético. Kafka nos adelanta lo que abunda en estos tiempos: la burocratización de la existencia, las oscuras e infinitas oficinas, la administración inepta, la enajenación creciente; símbolos capitales del universo kafkiano que en esta novela resplandecen plenamente.

El escritor que escribe para sí mismo

Retomando la idea de que Kafka estaba lejos de ser un escritor profesional, cabe destacar que publicó muy pocos escritos en vida. Se sabe que le pidió a su amigo y también escritor, Max Brod, que quemara todos sus escritos, incluido El proceso, luego de su muerte; claramente, Brod optó por no cumplir esta petición.

Esto es Kafka: un escritor que escribe para sí mismo; pero que sin duda nos interpela a todos.

Si acaso desconfían, los invitamos a leer para creer :)